Bajo un sombrero marrón estilo Robin Hood que quizá le hubiera costado cincuenta dolares aunque diera la impresión de que cualquiera lo podía hacer sin el menor esfuerzo con un secante.
Owen tenía antecedentes penales. No conocía a las personas adecuadas; eso es lo que quiere decir tener antecedentes penales en este país.
La boca de la Luger parecía la entrada del túnel de la Segunda Avenida, pero no me moví. Hacía ya tiempo que me había acostumbrado a la idea de que no era invulnerable.
¿Qué es lo que saca en limpio de todo esto? Veinticinco dólares al día más gastos. ¿Y por esa cantidad de dinero está dispuesto a enemistarse con la mitad de la fuerzas de polícia de este país?
Los tres relatos de lo sucedido estaban tan cerca de la verdad como cabe esperar de la prensa: tan cerca como Marte de Saturno
Bien, de manera que nos encontramos con un tipo que se esfuma, lleva quince grandes encima y la gente lo sabe… De manera que la primera idea es que alguien le roba, pero le atiza un poco más de la cuenta y tiene que llevárselo al desierto y plantarlo entre los cactos… Pero es hipótesis no me gusta demasiado. Regan llevaba un arma y tenía experiencia más que suficiente sobre como usarla.
Si es lo bastante listo para llevar adelante su tinglado, quiere decirse que es demasiado listo para una cosa así. No crea que no entiendo lo que quiere usted decir. Hace la tontería porque piensa que nosotros no esperamos que haga una tontería. Desde el punto de vista de la policía eso no funciona. Quizá usted piense que hacerse el tonto puede tomarse como una demostración de astucia. Quizá lo piense también yo. Pero el policia corriente y moliente, no. Le haría la vida imposible…Los celos son una razón desastrosa para personas como él. Los mafiosos de alto nivel tienen cabeza para los negocios. Aprenden a hacer las cosas que son buena política económica y dejan que sus sentimientos personales se las apañen como puedan… Pero algún día se les acabará el dinero. Regan cobrará un talón, dejará una señal, escribirá una carta. Están en una ciudad nueva, pero siguen teniendo los mismos apetitos de siempre. Acabarán por volver a entrar en el sistema financiero… Me senté en la silla giratoria y traté de recuperar el tiempo perdido en materia de balanceo de pies.
No me importaba lo que me llamase, ni lo que nadie pudiera llamarme. Porque aquella era la habitación en la que yo vivía. No tenía otra cosa que pudiese llamarse hogar.
Aunque había disparado seis veces, no se podía descartar que hubiese recargado el arma dentro de la casa. Deseé que lo hubiera hecho. No lo quería con una pistola vacía. Pero podía tratarse de una automática… Se volvió hacia mí como un torbellino. Quizá hubiera estado bien permitirle disparar una o dos veces más, exactamente como lo hubiese hecho un caballero de la vieja escuela. Pero aún tenía el arma levantada y yo no podía esperar más. No lo bastante para comportarme como un caballero de la vieja escuela.